...Te he visto llorar, te he visto gemir por todas las ilusiones que has perdido, he escuchado tus lamentos..., pero, aun así, no es suficiente, nada puede serlo... me has dado el az de espadas y me toca a mi terminar el juego...
Ya te lo he dicho: no te dejaré ganar, no obtendrás nada mió de esta apuesta, no te venderé mi alma...
Que juego tan vil es este que cruza tu baraja con la vida que se te escurre de las manos, le has vendido el alma al diablo por adquirir el derecho a poder vender partes de sueños en cajas de hielo, y en subastas del mundo oscuro negociarlas para salvar al mejor postor... este tu mercado de partes humanas... es el ultimo de tus múltiples esfuerzos de creerte un Dios.
No tienes pruebas, yo no te he vendido y este juego absurdo no prueba nada... aquí y ahora solo puedo ganar yo, tu no sabes como jugar, este es mi juego...
Fuiste mi amigo, te creí, creí en tus sueños... creí que podía ayudarte..., pero vendiste mi alma, me engañaste y me arrancaste el corazón, ¿para que?, ¿cuanto te pagaron por él?, ¿quien fue el mejor postor?,¿porque me utilizaste para tu juego de apuestas?...
Recoges las cartas, las repartes y finges que todo esta en tu control, déjame ser tu compañera, tomarte del brazo y llevarte con la muerte, tu derrota... ahora tengo el az de corazones...
Las lagrimas se escapan de tus ojos, ya no tienes salvación... en este, el vagón que va directo al purgatorio, tus esperanzas de regresar a tus negocios se pierden cada vez que muestro una carta... en esta mesa somos tres los que juegan: el que se a creído Dios, quien se ha consumido ante sus juegos y la muerte de por medio, viendo y esperando a quien se va ha llevar...ya saque otra carta, tu escalera real se ve consumida por tus dudas... esta vez es el az de diamantes...
Que suerte la tuya, sucumbirás en el infierno tan rápido y tan violento que ni siquiera recordaras tus propios pecados... de alguna forma creo que preferiría ser yo quien caiga en infierno... el dolor es mas grande para los que recordamos..., pero ya están hechas tus maletas y con la ultima carta que saque se termina todo...
Ya basta... no lo resisto más...
¿Que ocurre?, ¿no deseas ver como se termina este juego?, no deseas que la muerte sea testigo de la única apuesta que no vas a ganar...Ya estamos llegando, es hora de terminar con todo.
Por favor... ya es suficiente!
No puedes negarte a ver la ultima carta, tu lo sabes, cuando la muerte vea en definitiva tu fin te arrastrara a lo mas profundo de este averno...ya es... (me interrumpes bruscamente):
Me golpeas contra una de las ventanas del vagón quebrándola casi por completo y dejando algunos trozos de vidrio clavados en mi espalda, con tu mano izquierda me sujetas el cuello casi elevándome para quitarme el aliento y con la mano derecha sacas, del bolsillo interno de tu abrigo, un puñal el doble del tamaño de tu mano (¿como cupo eso ahí?¬¬)...
Me señalas con el, y la muerte aun sentada con las brazos sobre la mesa, bebe un baso del vino que te negaste a tomar en toda la partida, nos mira con toda calma, solo yo puedo ver su rostro.
Este juego ya ha terminado, yo siempre gano!... esto... es una burla, un error!
Me tiras al suelo, tan bruscamente, que los trozos clavados en mi espalda se hunden un poco mas y por la boca toso algo de sangre al morder mas mis labios con la caiga. Buscas como escapar, todas las puertas que abres te traen de nuevo a esta habitación, no puedes esconderte, no puedes huir, no puedes ganar. Me levanto con lentitud y con la cabeza escondida por el pelo, al mirar al piso para incorporarme, la muerte sigue sentada bebiendo con un sorbo algo brusco casi todo el vino de su baso y ambos sabemos que es lo que va a pasar.
Tu no lo resistes, con los ojos abiertos de par en par y los dientes apretados por el miedo, te diriges a mi dispuesto a sacarme la respuesta a golpes, pero antes de poder si quiera acercarte el vagón hace un chirrido infernal, anunciando la llegada, las luces titilan y la botella de vino junto con nuestros bazos caen al piso y se quiebran en mil pedazos... hemos llegado a la estación.
Por un breve minuto (o talvez dos) todo se queda en silencio, las luces titilan sin parar, reposando en el suelo, te arrastras hacia la pared, chocando contra ella, gimiendo con las manos en la cara... ya es la hora.
Aunque el silencio nos ayudo por un momento a recuperar la cordura estrepitosamente unos golpes, por todo el vagón, nos ponen alertas a lo que nos espera...
...ellos están cerca, puedo escuchar sus pasos, vienen por ti.
Con un esfuerzo por mi deseo de acabar contigo regreso a la mesa donde la muerte aguarda, me siento frente a ella, apoyo mis codos contra la mesa, junto mis manos y apoyo mi cabeza en ellas escondiendo mi cara (una vez mas por mi cabello)...
Destrozan las puertas y entran en la habitación. Estos demonio de cuatro patas, fieles servidores del miedo, no tienen ojos, pero si oídos para los que los miran de frente... tu gritas, ahora si estas acabado. Te sostienen con sus bocas llenas de sangre y filudos dientes tu antebrazo derecho y tu muñeca izquierda, y tu forcejeas y gritas desesperadamente esperando escapar, son dos demonios enormes los que han conseguido para ti... te arrastran por el vagón y esta vez te sacan de él hacia la oscuridad del purgatorio.
Por un momento, todo parece volver a la calma cuando la luces se restablecen y regresa el silencio a la habitación, pero de pronto un tercer demonio entra de golpe por la ventana rota, se sienta levantando una de sus patas y olfatea el lugar, oliendo mi sangre, se acerca a mi y olfatea mi pelo, mi cuello y llega a mi espalda, me golpea con su hocico moviendo y sacando algunos vidrios, esperando alguna reacción mía, yo seguía en la misma posición de antes, no me moví aunque el dolor me invitaba a hacerlo, él gruño y se marcho por la misma ventana. Así, luego de unos segundos el tren siguió en marcha y esta vez moví mis brazos, los apoye en la mesa, sobre ellos mi cabeza y me puse a llorar.
"LO HAS HECHO MUY BIEN".Me dice (aunque extrañamente sin mover los labios), yo incorporo mi cabeza para contestar:
Pensé que me descubriría, pensé que lo arruinaría todo.
No entiendo, tu actuación fue perfecta..., pero las heridas pudiste haberlas evitado, no en vano tienes la fuerza de un demonio.
Supongo que si..., de alguna manera vender tu alma no es en vano...
Solo tengo una duda...
Dime cual es.
¿Como obtuviste en el juego las cuatro aces?
Sentándome de una forma más cómoda y metiendo la mano en mi chaqueta, le respondí: No lo hice...
Levante la ultima carta que se suponía iba a tirar (la había guardado en mi bolsillo, para que no se perdiera) y se la mostré con una sonrisa... era... un siete de espadas.
Le has engañado!
Solo necesitaba tiempo, no podía dejar que se escapara.
Entiendo...
Pero, tengo que aceptar mi derrota, así que a donde me lleves iré sin protestar.
Creo que tengo un trabajo mejor para ti.
El tren siguió su camino de vuelta, a la estación principal, la ventana rota dejaba entrar un aroma dulce al alejarse de las tinieblas, los dos últimos tripulantes esperan con calma que el tren llegue a la estación y empiece su día rutinario, con el sonido de los pasos acercándose a sus vagones y de otro momento para recoger mas almas.